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Sobre Nosotros


Somos una comunidad de amigos creyentes que han tomado a pecho las palabras de Jesucristo:


Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis;

llamad, y se os abrirá.

Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla;

y al que llama, se le abrirá (Mateo 7:7-8).


Cada uno de nosotros tiene una historia de conversión diferente, experiencias diferentes. Pero nos hemos unido a través de la Palabra de Dios y deseamos profundamente conocer a Dios tal como es, caminar por sus sendas y hacer su voluntad. Llamamos y lo buscamos cada día en sus Sagradas Escrituras, en las que ha revelado su poder y gloria al mundo. Todo lo que nos han enseñado sobre Dios, lo que hemos aprendido de nuestros hogares o de diversas enseñanzas, hemos tenido que verificarlo frente a la Biblia. Inspirados por la actitud de los bereanos (Hechos 17:10-11), tal como ellos lo hicieron una vez, nosotros lo hacemos hoy, examinamos las Escrituras para ver si estas cosas son así.


Creemos que lo que debemos saber, lo que necesitamos para llevar una vida santa, está escrito en las Sagradas Escrituras, en sus partes hebrea y griega. Por lo tanto, leemos y meditamos en toda la Sagrada Escritura, libro por libro, capítulo por capítulo, versículo por versículo.


Jesús dijo: Para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz

(Juan 18:37). Nuestro único deseo es conocer la Verdad y predicar la Verdad, a cualquier costo, al costo de todo lo que somos y poseemos. También queremos compartir lo que entendemos de la Biblia.



Creemos en UN SOLO Dios YHWH, y fuera de Él no hay otro (Isaías 45:5). Conocemos a Dios leyendo la Biblia, y también experimentando el mundo, admirando Sus obras y criaturas. El Dios que confesamos es el Dios que en el principio creó los cielos y la tierra (Génesis 1:1), creó todo lo que existe de la nada, por Su palabra (Salmo 33:6). También creó al hombre, lo dotó de la capacidad de pensar, del don del libre albedrío y de la capacidad de decidir por sí mismo. Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros (Hechos 17:26-27). Gracias a Dios vivimos y respiramos. No tenemos nada que no sea Su regalo. Nos despertamos cada día gracias a la bondad y al amor de Dios. Debemos usar el tiempo que se nos ha dado para conocer a Dios, tal como Él se da a conocer a nosotros, y por Su poder vivir en santidad.


A lo largo de la historia desde la creación de Adán, ante cada individuo, Dios pone la vida y la muerte, la bendición y la maldición (Deuteronomio 30:15).

Lo que una persona elige es su libre albedrío. Y aunque Dios sabe todo, conoce los pensamientos más ocultos, las intenciones del corazón, deja al hombre la completa libertad de esta elección.


Dios es espíritu. El Espíritu del Señor es espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor del Señor (Isaías 11:2). A sus fieles, los que guardan los mandamientos, confían en las promesas de Dios y viven según las Leyes de Dios, no según el espíritu del mundo, a esos Dios los dota de Su espíritu santo. A estos Él enseña, guía, sumerge en Su espíritu santo (Hechos 1:5) y sella para el día de la redención (Efesios 4:30).


Dios YHWH es el mismo e idéntico, no cambia (Malaquías 3:6). Es el Dios de Abraham, de Isaac, de Jacob. El Dios que Abel, Enoc, Noé, José, David, Sansón y otros fieles de Dios profesaron. Fue profesado por todos los hombres de fe, tantos como fueron, y son mencionados en las Escrituras, no solo entre los judíos sino también entre los gentiles. Dios YHWH, a quien también profesamos, es misericordioso y justo, santo, fiel a las promesas, y Su amor y misericordia triunfan sobre el juicio (Santiago 2:13).


El Hombre - Jesucristo, Hijo de Dios es el único mediador entre el hombre y Dios en la obra de salvación, el único hombre que vivió su vida sin pecado, siempre santo y lleno del amor de Dios (1 Timoteo 2:5). Es el Hijo único y unigénito de Dios. No un hombre, sino Dios YHWH mismo es Su Padre. Nació del Espíritu de Dios (Lucas 1:35, Mateo 1:20-21), y según la carne - de la casa y del linaje de David (Romanos 1:3).



Creemos que nadie viene a Dios sino por el HIJO DE DIOS - HOMBRE - JESUCRISTO (Juan 14:6). Él es el único camino a Dios para todas las personas, y cualquiera que RECONOCE Y CONFIESA que Jesús de Nazaret es el Mesías puede recorrerlo, porque en cada nación se agrada del que le teme y hace justicia (Hechos 10:35).



Él es nuestro Camino, Verdad y Vida, el Mesías prometido (Juan 14:6). Habiendo tomado sobre Sí las consecuencias de nuestros pecados por gran amor, dio Su vida santa como ofrenda por nosotros. Por manos de impíos, fue injustamente torturado y crucificado. Era puro, sin pecado y santo, y Dios lo ungió con el Espíritu Santo y con poder. Estaba siempre con Él, porque Jesús decía y hacía lo que era la voluntad de Dios (Hechos 10:38). Fue obediente en todo, hasta la muerte en la cruz. Por eso Dios lo resucitó de los muertos a la vida. Por esta muerte inmerecida del HOMBRE - Jesucristo, la muerte es vencida, y todos los fieles y santos que viven según la voluntad de Dios reciben la promesa de la resurrección (1 Corintios 15:54). Solo de esta manera pudo llevarse a cabo nuestra salvación.



La esperanza de la vida eterna es para aquellos que confían en ÉL, que aceptan de todo corazón la liberación del pecado y de la muerte que Dios da, a aquellos que viven en santidad, cambian su naturaleza, esperando la adopción como hijos de Dios. Dios circuncida los corazones, transforma en hijos según el modelo de Isaac (Romanos 6). Solo en Dios podemos tener esta libertad del pecado, podemos y debemos ser santos. Ahora, aquí en la tierra. Y puede ser así gracias al poder de Dios (Levítico 19:2, 1 Pedro 1:15-16).



Esperamos el día en que el Mesías regresará, creemos que vendrá el tiempo del juicio sobre la tierra. Y habrá una separación entre aquellos que vivirán eternamente y aquellos que pagarán justamente con destrucción eterna lejos de la presencia del Señor y de la gloria de Su poder (2 Tesalonicenses 1:9).


Testificamos que dichoso es el hombre que tiene en su corazón el temor del Señor, el temor de Su Santidad, de Su Gloria, de Su Poder, el temor de no hacer el mal (Salmo 1:1-2).


Nada de lo que el hombre tiene, lo que posee y quién es, iguala en valor al Altísimo. Su gracia es más preciosa que la vida (Salmo 63:4). Mientras un hombre vive, hay esperanza para él de convertirse. Como está escrito: ¿Quiero yo la muerte del impío? dice ADONAI YHWH. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos? (…) Porque miró, y se apartó de todas sus prevaricaciones que hizo, vivirá ciertamente, no morirá (…) Porque no quiero la muerte del que muere, dice ADONAI YHWH; convertíos, pues, y viviréis (Ezequiel 18:23, 28, 32).


Dios espera pacientemente que el hombre responda a la pregunta: "¿Adán, dónde estás?" Esta es una decisión al comienzo del viaje con Dios. Pero solo quien persevera hasta el final de sus días vivirá eternamente, como está escrito: El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo (Apocalipsis 21:7).


Porque el Señor es nuestro juez,

el Señor es nuestro legislador,

el Señor es nuestro Rey;

¡Él nos salvará! (Isaías 33:22)


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